El astillero de Bermeo retoma su actividad tras años de controversia
07 Ago 2018
La concesión de los permisos por parte del Ayuntamiento ha sido recurrida por los vecinos en vía contencioso administrativa
ULEN ENSUNZA BERMEO.
La reciente botadura del ‘Beti hegaluze’, un barco de pasajeros -13 metros de eslora- que realizará paseos marítimos por Urdaibai, ha supuesto el reinicio oficial de la actividad en del astillero de Bermeo, después de años de controversia. El rechazo frontal de los vecinos del entorno a la construcción de embarcaciones de poliéster reforzado con fibra de carbono tras la renovación de sus vetustas instalaciones ha situado a la firma en el ojo del huracán durante muchos meses
En la empresa trabajan una decena de personas que en los últimos años han fabricado en la dársena de la villa alrededor de una docena de buques con este material, entre pesqueros, patrulleras para países africanos, así como embarcaciones destinadas a realizar todo tipo de labores portuarias. Su cartera de pedidos a corto plazo, además, es relativamente buena.
El Ayuntamiento bermeotarra concedió la correspondiente licencia de obra para la reforma de la antigua carpintería de ribera en 2008, con el PNV en el Gobierno municipal y, tras aplicar algunas correcciones al plan, se edificó la nueva estructura de la nave. Entre las modificaciones se encontraba un diseño que generase menor impacto visual, ya que se enclava en medio de la localidad, junto a los carros varaderos.
La concesión del permiso de actividad, sin embargo, ha traído cola dada la movilización vecinal ante lo que califican como «actividad tóxica a escasos cincuenta metros de nuestras casas». De hecho, ante la presión ciudadana -concentraciones y protestas en citas multitudinarias como la Arrain Azoka- el Ejecutivo costero, ya con EH Bidu en el poder, solicitó varios informes, tanto al departamento de Sanidad del Gobierno vasco como al de Medio Ambiente antes de adoptar una decisión al respecto.
Informes favorables
Los dictámenes, en ambos casos, fueron favorables, con la puesta en marcha de las medidas correctoras habituales en materia de seguridad laboral y emisión de gases, por lo que el Consistorio otorgó finalmente la licencia. Pese a que el astillero ha reanudado su labor «con todo en regla», recalcan sus gestores, el caso podría tener un punto y seguido. La plataforma vecinal recurrió por vía contencioso administrativa la concesión de ambas licencias y las partes se encuentran a la espera de conocer qué dictamina el juez.
«Seguimos trabajando de manera artesanal como antaño, no somos una industria que fabrica con plásticos en serie. Por las dimensiones de las instalaciones sólo podemos construir barcos de uno en uno», apuntaron desde la empresa. El Gobierno vasco, que estudia elaborar un nuevo Plan de Ordenación Portuaria, ha dejado claro que considera fundamental contar con un astillero en la dársena. La concesión de la actividad está vigente hasta 2019, con posibilidad de prórroga.